Dado que anoche...

 Convalecer, adolecer, la consciencia en tu cuerpo vuelven las horas eternas

Tan sólo la música puede sacarme de esa horrible meditación.

Gotitas de agua, inspiro fresca brisa, la noche me envuelve y decido danzar. Dicha de centella que acompaña mi brusco movimiento, aun cuando no debería, pues si mi enfermedad me carcome el cuerpo, que no lo haga con mi alma, que le dejo mi esencia al viento. 

No volverías a triunfar en tu alma, yo sé que harías largos viajes por llegar; y nada más acertado que eso. 

A veces necesitamos enfermar algo para sanar otro. 




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